minerales de conflicto

OTROS MINERALES

minerales de conflicto

OTROS MINERALES

smartphone

Evolución y revolución

 

Agua embotellada   >   Antes de la compra   >   Negocio redondo

Es imposible imaginar un mudo sin smartphones a día de hoy. Pero no siempre fue así. El teléfono móvil es un invento con apenas 40 años de edad, y cuando fue concebido nadie pensó que pudiera servir para algo que no fuera mantener una conversación.

El primer prototipo vio la luz en 1973. Diez años después salió a la venta, por unos 4.000$ de la época, y  se trataba de un aparato voluminoso y poco práctico. En los 90 los nuevos modelos empezaron a parecerse más a lo que ahora consideraríamos un móvil, añadiendo utilidades como los SMS o las primeras cámaras de fotos.

 

Este aspecto tenía un móvil a mediados de los 90

Y en 2007 cambió todo. Apple introdujo el primer iPhone, con pantalla táctil y un sinfín de utilidades que revolucionaron el mercado y cambiaron la forma que tenemos de comunicarnos e interactuar con la tecnología.

A día de hoy el smartphone, además de ser central en la vida de casi todo el mundo, es como un complemento de moda. Cada vez que Apple (y últimamente también Samsung o Huawei) lanzan su último modelo, se producen colas kilométricas para hacerse con él. Colas de gente que, probablemente, ya hizo una cola similar para obtener el modelo anterior.

 

Un alegre joven se hace con el último modelo de iPhone

Radiografía de un smartphone

 

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Para fabricar un teléfono de última tecnología, se necesita una serie de elementos muy diversos. Componentes basados en una amplia gama de minerales, encontrados por todo el planeta. Varios de ellos son considerados minerales de conflicto, es decir, que provienen de zonas donde existen conflictos armados (en muchos casos por el control de esos recursos). Esos minerales esconden guerras, trabajo infantil, violaciones de los derechos humanos...

Éstos son los principales minerales que forman un smartphone:

tungsteno

permite la vibración

República democrática del congo

 

tantalio

AUMENTA RESISTENCIA Y DUCTILIDAD

República democrática del congo

 

COBALTO

IMPRESCINDIBLE PARA
LAS BATERÍAS

República democrática del congo

 

oro

aumenta la
conductividad

República democrática del congo

 

estaño

suelda los puntos
de conexión

República democrática del congo

 

litio

chile

minas en parque natural

 

tierras raras

china

minas a cielo abierto

 

aluminio

cobre

plata

níquel

Al este del Congo

 

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La República Democrática del Congo (anteriormente conocida como Zaire) vivió dos complejas guerras entre 1996 y 2003. Los conflictos territoriales, étnicos y políticos se mezclaron con la voluntad de controlar las zonas más ricas en recursos, las provincias del este.

Tras la firma de los acuerdos de paz en 2002, se dio por terminada oficialmente la Segunda Guerra del Congo, el conflicto más sangriento desde la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, en el este del Congo, un gran número de grupos armados siguen operando, en una zona donde el poder del gobierno de Kinshasa es inefectivo.

La intervención de países vecinos, como Uganda y Rwanda, a través del apoyo a grupos guerrilleros, por un lado; y la utilización del entonces presidente de la DRC, Kabila, de milicais hutus para contrarrestar esa intervención, han dejado un mosaico de grupos armados e intereses cruzados complicado de entender y mucho menos solucionar.

5.400.000

muertes en la DRC consecuencia de la guerra civil y el conflicto con las guerrillas.

En esta zona de conflicto se encuentran la mayor parte de las reservas de oro, cobre y coltán del país, lo que hace todavía más complicado el escenario geopolítico.

Durante las dos guerras del Congo, la ONU publicó varios informes donde advertía que los grupos en control de esta zona estaban aprovechando la guerra para sacar minerales de contrabando y venderlos en otros países. Se calcula que durante el conflicto la DRC perdió 10 Billones de dólares en recursos.

En la actualidad existen tres conflictos principales todavía en marcha: el de Ituri, al noreste, el de Kivu, y el de Katanga, al sur.

Mapa de la situación en la zona este de la DRC

 

Vida en las minas

 

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En las minas controladas por el gobierno, ahora consideradas "minas verdes", supuestamente no existe trabajo infantil, no trabajan mujeres embarazadas y el dinero obtenido no financia grupos armados.

En las minas que están controladas por los rebeldes, ni siquiera estas mínimas consideraciones existen.

Según Amnistía Internacional, 40.000 niños trabajan en las minas de cobalto en la DRC, con jornadas de unas 12 horas por salarios de miseria.

 

 

2$

salario diario medio de un trabajador de una mina en la República Democrática del Congo

 

Las condiciones en una mina verde. Poca seguridad, salarios de miseria y trabajo infantil.

 

En esta mina no controlada por el gobierno, el trabajo infantil es la norma, y la seguridad del trabajador ni se plantea

Para sustentar el modelo de negocio en que cada temporada aparece un nuevo modelo de smartphone, es necesario que los aparatos duren cada vez menos.

Las compañías han encontrado una sencilla fórmula para limitar la vida útil de los dispositivos. Es simplemente la combinación de un diseño cerrado, en el que si abrimos el dispositivo la garantía se anula (y con ella cualquier posibilidad de reclamar al fabricante), y una batería con una esperanza de vida en torno a dos años.

La obsolescencia programada se define como la reducción intencionada de la vida de un producto para aumentar su venta y su consumo. El ejemplo de las baterías que hemos visto en el apartado anterior es una estrategia clara de obsolescencia programada.

No se trata, como algunos apocalípticos y teóricos de la conspiración se empeñan en crear, de linea de código ocultas que pasado un cierto tiempo destruyen un dispositivo, ni de piezas programadas para explotar pasados unos meses.

Las estrategias de obsolescencia son más sutiles. Se trata más bien de utilizar piezas y materiales que se sabe que van a fallar, y hacer su reparación imposible o demasiado costosa. O, en el caso de la electrónica, de dejar fuera de las actualizaciones de software a los modelos más antiguos.

Diseño cerrado

Obsolescencia programada

25%

puede disminuir la vida de la batería si no utilizamos el cargador oficial o no tiene el mismo voltaje exacto

 

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Los primeros modelos de smartphone (android) tenían baterías reemplazables. Cuando la batería dejaba de funcionar corerctamente, podías sustituirla por una nueva y el dispositivo seguía funcionando correctamente.

Pero en aquella época, cada nuevo modelo lanzado al mercado presentaba mejoras sustanciales respecto al anterior: mayor velocidad de datos, pantalla de mayor definición, mejores procesadores...

A día de hoy, el margen de mejora se está estrechando drásticamente: la pantalla de nuestro smartphone tiene toda la resolución que el ojo humano es capaz de apreciar, los incrementos de velocidad de procesamiento se producen en décimas de segundo... Estas mejoras técnicas ya no son un motivo decisivo para ir a por el siguiente modelo.

Así que los fabricantes han decidido darnos un motivo mejor.

Obsolescencia programada: el 70% de los móviles más vendidos son difíciles o imposibles de reparar

El Boletín

de los 40 smartphones más vendidos no pueden reemplazar las partes más comúnmente fallidas

Parece que en los últimos años estas estrategias han sido demasiado evidentes, por lo que las autoridades están empezando a tomar cartas en el asunto.

Los gobiernos francés e italiano están investigando a los fabricantes Apple y Samsung. Apple ha tenido que reconocer que su última actualización de software ralentizaba las versiones más antiguos de iPhone a propósito, y ahora tendrá que defenderse ante los tribunales. Y Samsung está siendo acusada del mismo comportamiento, aunque de momento lo niegue todo.

 

Algunas (pocas) compañías, como LG, aún fabrican smartphones con baterías reemplazables

70%

70%

de los elementos tóxicos encontrados en vertederos procede de la electrónica

 

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Cada año se venden aproximadamente 1.500 millones de smartphones y se generan 50 millones de toneladas de residuos electrónicos tóxicos. En los países desarrollados los dispositivos electrónicos simplemente desaparecen, pero la realidad en países en desarrollo es mucho más crítica.

Si llevamos nuestro teléfono a un punto verde u otro sistema de recogida de aparatos, pueden suceder tres cosas. La primera, y la más sostenible, es que los componentes del teléfono se puedan reutilizar y, combinando las partes que todavía sirven de varios dispositivos, crear uno nuevo reacondicionado. Estos dispositivos se vuelven a poner a la venta a un precio menor.

Si esto no sucede, sea porque el teléfono no cae en las manos adecuadas, o porque sus componentes no pueden ser reutilizados, hay dos alternativas, cada cual menos efectiva que la anterior.

Una parte de los dispositivos se pulverizan para intentar recuperar los materiales más valiosos, como el oro o el cobalto. Pero este proceso es poco efectivo y la mayor parte de estos materiales se acaba incinerando.

La siguiente opción es incluso menos deseable. Consiste en enviar estos dispositivos descartados a vertederos de chatarra en países en desarrollo, principalmente en África, China y Pakistán. Allí, trabajadores sin ningún tipo de protección intentarán rescatar estos materiales tóxicos, contaminando estos el aire, el suelo y las aguas de toda la zona.

Agoloshie es un ejemplo, quizá el más sangrante, de las consecuencias de nuestros constantes upgrades en electrónica.

Se trata de un barrio a las afueras de Accra, la capital de Ghana. Desde hace más de veinte años, se ha convertido en un vertedero electrónico, probablemente el más grande del mundo, condicionando la vida de los habitantes de la zona.

La economía de la zona gira en torno al vertedero, con la mayoría de los niños recogiendo metales en vez de ir a la escuela a cambio de salarios de miseria. Las consecuencias de salud de este trabajo y la contaminación del aire y el agua por los materiales tóxicos depositados se están empezando a ver, y sólo van a ir a peor.

¿Reciclamos smartphones?

Agboloshie

 

La mayoría de nuestros antiguos smartphones acaban en vertederos en algún país empobrecido

 

Agboloshie se ha ganado el nombre de ToxiCity por su vertedero electrónico

 

Los niños de la zona no tienen escuela, se dedican desde pequeños a recoger metales

 

La recogida de metal apenas da para comer una vez al día

 

Los niveles de contaminación por metales pesados son hasta cinco veces mayores que los recomendados

smart
phone

El momento de la compra

El smartphone es a día de hoy un elemento central de nuestro día a día, y uno
que damos por supuesto, que ni nos planteamos.

Pero muchos aspectos en torno a estos dispositivos plantean preguntas.
Cómo han llegado a ocupar esa posición, la sostenibilidad de cambiar de teléfono cada
par de años, o de dónde vienen los materiales con los que se fabrican, son algunas de las cuestiones sobre las que reflexionar.

Revolución
smart

¿podemos vivir sin smartphones?

El papel que los smartphones ocupan en nuestra vida a día de hoy era difícil de imaginar hace sólo unos años. Desde el invento del teléfono móvil apenas han pasado cincuenta años, sin embargo, ya supone una era distinta a la que vivimos ahora.

radiografía de un smartphone

evolución
y revolución

Minerales
de conflicto

de dónde vienen los componentes

Los minerales necesarios para fabricar los smartphones son difíciles de encontrar. En todas partes menos en un país africano, la República Democrática del Congo (DRC). Un país con una riqueza natural que ha sido su condena.

vida en las minas

al este congo

Hechos para
romperse

tecnología de usar y tirar

La electrónica, y en especial los smartphones, se ha convertido en un bien de consumo, con nuevos modelos más modernos y potentes apareciendo cada temporada. Un ritmo que sólo puede sustentarse acortando la vida útil de los productos.

obsolescencia programada

diseño cerrado

Cementerios digitales

la segunda vida de los dispositivos

Una vez desechamos nuestro teléfono, su camino está muy lejos de haber llegado a su fin. La gran mayoría de dispositivos terminarán en enormes vertederos digitales, donde sus componentes serán vendidos como chatarra y sus minerales contaminarán suelo, aire y agua.

Agbobloshie

¿Reciclamos
smartphones?